Cómo el estrés puede ayudarte a lidiar con las malas noticias

Cuando su corazón late rápido y sus palmas sudan porque está a punto de hablar en público, puede sentir que su capacidad para pensar con claridad se ve afectada. Sin embargo, una nueva investigación sugiere que lo contrario puede ser cierto; su cerebro puede estar mejorando en el procesamiento de nueva información, al menos cuando esa información es una "mala noticia".

El estrés a veces puede ser algo bueno, sugiere un nuevo estudio.

Puede que no te des cuenta, pero cuando te sientes relajado, eres propenso a abrazar la información positiva sobre la información negativa.

Este fenómeno se produce debido al "sesgo de optimismo", un sesgo cognitivo en el que es mucho más probable que nuestros cerebros incorporen información positiva en los juicios que hacen.

Sin embargo, ¿qué sucede con nuestro juicio cuando estamos bajo mucho estrés? Investigadores liderados conjuntamente por los científicos Tali Sharot y Neil Garrett, ambos afiliados al Departamento de Psicología Experimental del University College London en el Reino Unido, se propusieron investigar.

Los científicos llevaron a cabo un experimento de dos partes y publicaron sus hallazgos en el Revista de neurociencia.

Estudiar el procesamiento de nueva información

En la primera parte del estudio, basada en el laboratorio, se dividió a 35 participantes en dos grupos. En el primer grupo, el equipo les dijo a los participantes que tendrían que completar una tarea y hacer una presentación sobre un tema sorpresa frente a un panel de expertos.

En el segundo grupo, el equipo les dijo a los participantes que tendrían que completar una tarea de escritura fácil.

Para medir los niveles de estrés de los participantes de manera objetiva, Sharot y sus colegas probaron la conductancia de la piel y midieron los niveles de cortisol de los participantes, quienes también informaron de cuán ansiosos se sentían.

Para la tarea que completaron ambos grupos, los participantes tuvieron que estimar la probabilidad de ciertos eventos adversos de la vida. Por ejemplo, los científicos les pidieron que evaluaran la probabilidad de ser víctima de robo o fraude con tarjetas de crédito.

Después de esta evaluación, les dijeron a los participantes cuál era la probabilidad estadística real. La "noticia" que les dio el equipo se consideró "mala" si la probabilidad era mayor que su estimación, o "buena" si era menor.

Luego, los investigadores probaron qué tan bien incorporaron los participantes esta noticia que acaban de recibir. Lo hicieron pidiendo a los participantes que reevaluaran los riesgos, pero esta vez por ellos mismos.

Los hallazgos sugieren una ventaja evolutiva

Los resultados de este experimento de laboratorio confirmaron lo que investigaciones anteriores ya habían documentado. Los participantes "relajados" procesaron y se ajustaron a las buenas noticias mucho mejor que a las malas, y continuaron subestimando los riesgos a pesar de la información que sugería lo contrario.

Por otro lado, los participantes estresados ​​incorporaron las “malas” noticias en sus creencias preexistentes y ajustaron sus expectativas y evaluaciones de riesgo en consecuencia.

Shalot y sus colegas replicaron estos hallazgos en un entorno de la vida real. Pidieron a los bomberos que hicieran estimaciones similares, pero mientras estaban de servicio en la estación.

Shalot explica los hallazgos, diciendo: “En general, la gente es bastante optimista: ignoramos lo malo y aceptamos lo bueno. Y esto es de hecho lo que sucedió cuando los participantes de nuestro estudio se sentían tranquilos; pero cuando estaban bajo estrés, surgió un patrón diferente.

"En estas condiciones, se volvieron atentos a las malas noticias que les dimos, incluso cuando esta noticia no tenía nada que ver con la fuente de su ansiedad".

El coautor principal del estudio, Neil Garrett, interviene en las posibles explicaciones evolutivas de este fenómeno.

“Un interruptor que aumente o disminuya automáticamente su capacidad para procesar advertencias en respuesta a cambios en su entorno puede resultar útil. Bajo amenaza, se desencadena una reacción de estrés y aumenta la capacidad de aprender sobre los peligros, lo que podría ser deseable ".

Neil Garrett

“Por el contrario, en un entorno seguro, sería un desperdicio estar en alerta máxima constantemente. Cierta cantidad de ignorancia puede ayudar a mantener la mente tranquila ”, dice Garrett.

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