Cómo la depresión a largo plazo altera el cerebro

La depresión se ha convertido en un problema de salud mental común. Para algunos, esta condición persiste durante muchos años, y los científicos ahora se esfuerzan por comprender cómo eso podría afectar al cerebro y cómo se deben ajustar los tratamientos para abordar estos cambios.

Cuando la depresión no se afloja durante una década, ¿cómo afecta al cerebro?

Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en los Estados Unidos, el 8,1 por ciento de las personas mayores de 20 años padecen depresión durante un período determinado de 2 semanas.

Para algunas personas, la depresión solo puede ser episódica y superarse en cuestión de semanas o meses.

Sin embargo, para otras personas diagnosticadas con depresión mayor, la afección podría persistir durante años y afectar su estilo de vida y su calidad de vida.

Al observar los casos en los que la depresión mayor dura más de una década, los investigadores del Centro de Adicciones y Salud Mental (CAMH) en Ontario, Canadá, querían investigar si vivir con esta afección durante tanto tiempo tendría un impacto significativo en el cerebro y, de ser así, cómo.

El Dr. Jeff Meyer, del CAMH, dirigió un estudio que se centró en esa cuestión. Él y su equipo compararon los escáneres cerebrales de personas que habían vivido con depresión no tratada durante 10 años o más con los de personas con antecedentes más breves de depresión.

Los hallazgos, publicados la semana pasada en La psiquiatría de Lancet - sugieren que los especialistas podrían querer cambiar su enfoque para tratar la depresión a largo plazo a medida que avanza para igualar su creciente impacto neurológico.

La depresión puede ser progresiva

El Dr. Meyer y su equipo trabajaron con 80 personas de entre 18 y 75 años. De estos, 25 habían vivido con depresión durante más de 10 años, 25 habían tenido la afección durante menos de una década y 30 estaban libres de depresión. Esta cohorte final formó el grupo de control.

En un estudio de 2015, el Dr. Meyer y sus colegas vieron que durante los episodios de depresión mayor, los cerebros de las personas mostraban marcadores de inflamación.

Con base en ese conocimiento, en el nuevo estudio, quería explorar si la inflamación cerebral empeoraba con el tiempo en personas con depresión prolongada.

Los científicos determinaron la gravedad de la neuroinflamación mediante un tipo de exploración cerebral conocida como tomografía por emisión de positrones (PET). Esto les permitió monitorear la actividad de la microglía, un tipo de célula que se encuentra en el sistema nervioso central y que está asociada con la respuesta inflamatoria a una lesión.

La microglía activa produce proteína translocadora (TSPO), que es un marcador clave de inflamación.

A través de los escáneres PET, el Dr. Meyer y su equipo encontraron que la concentración de TSPO era entre un 29 y un 33 por ciento más alta en el cerebro de las personas que habían vivido con depresión durante más de una década.

Estos marcadores de inflamación se observaron en tres regiones del cerebro en particular: la corteza prefrontal, la corteza cingulada anterior y la ínsula.

De acuerdo con hallazgos anteriores, los cerebros de aquellos que habían vivido con depresión no tratada durante períodos de tiempo más cortos todavía tenían concentraciones más altas de TSPO que los cerebros de controles sanos.

Se requieren estudios más específicos

Según los investigadores, estos resultados sugieren que la depresión a largo plazo debe tratarse como una etapa diferente de la misma afección, ya que puede requerir un enfoque terapéutico diferente al de la depresión en sus fases anteriores.

Esto, añaden, es similar a la estrategia aplicada en el caso de las enfermedades neurodegenerativas, que también se caracterizan por una mayor inflamación cerebral.

"Una mayor inflamación en el cerebro es una respuesta común con las enfermedades cerebrales degenerativas a medida que avanzan, como la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson", señala el Dr. Meyer.

Si la depresión, aunque no es una enfermedad neurodegenerativa, es similar a tales afecciones, es decir, se caracteriza por una respuesta inflamatoria cada vez más grave en el cerebro, entonces puede ser adecuado tratarla con medicamentos antiinflamatorios, sugiere el Dr. Meyer.

Por lo tanto, sostiene que los estudios adicionales deberían analizar la posibilidad de reutilizar dichos medicamentos como terapia para la depresión.

Otra pregunta que debe responderse, concluye, es cuál podría ser la mejor terapia para las personas con depresión mayor a largo plazo, ya que esta población específica no suele beneficiarse de estudios dedicados.

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