Los riesgos para la salud de ser un noctámbulo

La primera revisión internacional que compara a los noctámbulos con los madrugadores describe los riesgos para la salud asociados con la preferencia por la noche. Sin embargo, es posible que estos riesgos no sean inamovibles.

Una revisión reciente da una nueva mirada al impacto de ser un noctámbulo.

La mayoría de las personas encajan en uno de dos cronotipos: somos gente de la mañana o gente de la tarde.

O preferimos quedarnos despiertos hasta tarde, y se nos conoce como noctámbulos, o nos levantamos más temprano y nos acostamos más temprano.

Estos patrones en las preferencias circadianas están, hasta cierto punto, escritos en nuestros genes.

A lo largo de los años, la comunidad médica ha debatido los impactos en la salud asociados con cada cronotipo y los hallazgos no siempre han sido concluyentes.

Para desarrollar una imagen más clara, un grupo de científicos de varias instituciones ha realizado la revisión más extensa de investigaciones relevantes hasta la fecha. Sus hallazgos fueron publicados recientemente en la revista Avances en nutrición.

Dormir, comer y salud

Los científicos estaban especialmente interesados ​​en comprender la relación entre los ritmos circadianos y los patrones de alimentación, llamados crono-nutrición, y la salud cardiometabólica en general.

Debido a que la vida moderna es a menudo agitada, los patrones de alimentación y sueño pueden verse alterados con frecuencia. La exposición a fuentes de luz artificial también puede desalinear nuestros patrones circadianos.

Estas alteraciones pueden alterar los procesos metabólicos cíclicos, como el control de la glucosa, el metabolismo de los lípidos y la presión arterial.

Los científicos están trabajando para determinar los efectos sobre la salud a largo plazo de estos cambios.

Debido a que esta área de estudio está en su infancia, los autores de la revisión reciente profundizaron en estudios anteriores, con la esperanza de identificar patrones en los resultados.

El equipo descubrió que las personas que se acostaban más tarde tendían a tener patrones de alimentación menos saludables.

Por ejemplo, generalmente comían más tarde en el día, en horarios menos regulares, y consumían más alcohol, azúcar y productos con cafeína que los que se levantaban antes. Los noctámbulos también eran más propensos a saltarse el desayuno.

Además, los noctámbulos eran más propensos a consumir menos verduras y cereales. También comían con menos frecuencia pero tenían comidas más abundantes.

Este patrón de alimentación puede explicar el hallazgo de que los noctámbulos tenían un mayor riesgo de enfermedades cardíacas y afecciones metabólicas, como la diabetes tipo 2.

De hecho, un estudio mostró que los noctámbulos tenían 2,5 veces más probabilidades de tener diabetes tipo 2 que los madrugadores.

La líder del estudio, Suzana Almoosawi, Ph.D., investigadora de la Universidad de Northumbria en el Reino Unido, explica que “en la edad adulta, ser un cronotipo vespertino se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca y diabetes tipo 2, y esto puede deberse potencialmente al comportamiento alimentario y la dieta más deficientes de las personas con cronotipo vespertino ".

Según los investigadores, ser un noctámbulo puede incluso afectar la forma en que una persona maneja su diabetes: “Nuestra revisión también encontró que las personas que tienen un peor control de su diabetes tienen más probabilidades de ser del tipo nocturno”, dice Almoosawi.

Las fluctuaciones circadianas del cuerpo en el metabolismo de la glucosa pueden mediar el vínculo con la diabetes tipo 2. A lo largo del día, los niveles de glucosa disminuyen y por la noche están en su punto más bajo.

Sin embargo, debido a que los noctámbulos comen más tarde en el día, los niveles de glucosa se disparan justo antes de acostarse. Esto va en contra de los procesos biológicos regulares del cuerpo y, por lo tanto, podría afectar el metabolismo.

Conocimientos crecientes, pero quedan lagunas

La revisión reveló algunos otros hallazgos interesantes. Quizás como era de esperar, los niños tenían muchas más probabilidades de ser madrugadores, incluido el 90 por ciento de los de 2 años y el 58 por ciento de los de 6 años.

A medida que las personas ingresan en la vejez, es más probable que vuelvan a sus preferencias de juventud de madrugada.

Aunque este tipo de estudio aún se encuentra en las etapas iniciales y se necesita mucha más investigación, los hallazgos hasta la fecha pueden tener enormes implicaciones para la salud pública.

"La evidencia científica proporciona una comprensión cada vez mayor de la relación entre su cronotipo, dieta y salud cardiometabólica".

Coautor del estudio Leonidas G. Karagounis, Nestlé Health Science

Karagounis continúa: "La investigación adicional sobre los mejores métodos para evaluar el cronotipo de un individuo y cómo esto puede afectar su salud cardiometabólica a largo plazo puede orientar potencialmente el desarrollo de estrategias de promoción de la salud destinadas a prevenir y tratar enfermedades crónicas basadas en el cronotipo de un individuo".

La revisión también destaca lagunas en nuestro entendimiento. Por ejemplo, el cuerpo de literatura existente no proporciona mucha información sobre por qué nuestros ritmos circadianos y patrones de alimentación cambian a lo largo de nuestra vida.

Aunque los científicos aún no están seguros de por qué nuestras preferencias se transforman a medida que envejecemos, la vida moderna puede impulsar este patrón, al menos en parte.

Cuando somos niños, es más probable que nos levantemos temprano, pero a medida que nos incorporamos a la sociedad, es más probable que seamos noctámbulos. En la vejez, a medida que nos alejamos de los recortes y empujes de la sociedad, tendemos a volver a levantarnos temprano.

Se necesitará mucha más investigación para determinar si esta oscilación del péndulo en el cronotipo es el resultado de presiones sociales, como la hora de inicio de la escuela y el trabajo, o si es provocada por cambios hormonales, por ejemplo.

Sin embargo, parece que los efectos adversos para la salud de noctámbulo pueden girar predominantemente en torno a hábitos dietéticos que son, en su mayor parte, modificables.

Por ejemplo, al comer de manera más saludable, no saltarse el desayuno y beber menos alcohol, una persona puede evitar algunos de los riesgos.

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