Cómo el cáncer de piel se vuelve invasivo

En un estudio sobre modelos de ratón y tejido humano, los investigadores han revelado cómo las formas agresivas de cáncer de piel pueden cooptar al sistema inmunológico para que se vuelva invasivo. Saber esto podría conducir a tratamientos mejores y más efectivos.

Un estudio revela los factores clave que permiten que el melanoma se vuelva invasivo.

Nueva investigación, cuyos hallazgos ahora aparecen en la revista. Celda, ha encontrado un mecanismo que permite que las formas agresivas de cáncer de piel se vuelvan invasivas y se propaguen rápidamente.

El estudio, financiado por la organización sin fines de lucro Cancer Research UK, fue realizado por un equipo del King's College London y la Queen Mary University of London (QMUL), ambas en el Reino Unido.

En su experimento, analizaron la composición de las células del cáncer de piel o melanoma, buscando los factores que funcionan a su favor.

Descubrieron que estas células cancerosas liberan ciertas moléculas que interactúan con el sistema inmunológico, enviando señales que favorecen el crecimiento y la propagación de los tumores.

En el futuro, los investigadores esperan que su nuevo descubrimiento permita a los científicos idear mejores estrategias para atacar el melanoma agresivo y prevenir una recaída.

Un mecanismo de señalización complejo

El equipo de investigación examinó tanto muestras de tumores de melanoma recolectadas de pacientes humanos como modelos de ratón de esta forma de cáncer.

La investigación reveló que la agresividad del cáncer de piel se debe en gran parte a la presencia de la proteína miosina II en grandes cantidades dentro de las células cancerosas.

La miosina II contribuye a la motilidad celular, lo que significa que ayuda a las células a moverse; por lo tanto, los niveles altos de esta proteína permiten que las células cancerosas se vuelvan más móviles y se diseminen por el cuerpo más rápidamente.

Sin embargo, los investigadores también encontraron que la miosina II estimula la secreción de sustancias que envían señales al sistema inmunológico, "diciéndole" que evite las células cancerosas.

Más específicamente, estas sustancias "hablan" a los macrófagos. Estas son células inmunes especializadas que normalmente consumen y eliminan cuerpos extraños, células que funcionan mal y desechos celulares.

Cuando estos macrófagos reciben las señales de las células del melanoma, debido a la acción de la miosina II, esto los “programa” para evitar atacar los tumores cancerosos, permitiéndoles crecer y diseminarse libremente.

Apuntando a los culpables químicos

Otro efecto de las sustancias secretadas gracias a la miosina II es la perforación de los vasos sanguíneos para que las células cancerosas puedan pasar al torrente sanguíneo y viajar a lugares distantes dentro del cuerpo.

"Este estudio", explica la autora principal, la profesora Vicky Sanz-Moreno, de QMUL, "destaca cómo las células cancerosas interactúan con el entorno circundante e influyen en él para que crezcan y se propaguen".

"Desarrollar tratamientos que se dirijan a los químicos que alteran el sistema inmunológico", agrega, "podría ayudar a prevenir la propagación de la enfermedad".

Otros análisis mostraron al equipo que la sustancia química más importante liberada a través de la miosina II es la interleucina 1A, una proteína de señalización que ayudó a aumentar la capacidad de invasión de las células cancerosas.

Cuando los investigadores decidieron apuntar a la miosina II y bloquear su actividad, las células cancerosas liberaron menos interleucina 1A, tanto en modelos de ratón como en muestras de melanoma humano.

"Mediante el uso de fármacos terapéuticos que bloquean la actividad de la miosina II o la liberación de interleucina 1A, podemos hacer que el tumor sea menos invasivo y ralentizar su crecimiento, lo que facilita su tratamiento".

Prof. Vicky Sanz-Moreno

En busca de "combinaciones de tratamientos"

Los investigadores explican que ya existen algunos medicamentos que se dirigen a la actividad de la miosina II, pero que la gente los usa actualmente principalmente en el tratamiento de otras afecciones. Estos incluyen el glaucoma, una afección ocular que tiende a aparecer más adelante en la vida y puede provocar la pérdida de la visión.

El profesor Sanz-Moreno y sus colegas ahora planean probar los bloqueadores de miosina II junto con los tratamientos actuales contra el cáncer para ver si los dos son compatibles.

La opción de usar inhibidores de la interleucina 1A para reducir la invasividad de las células cancerosas también está a la vista; en la actualidad, existen ensayos clínicos que ponen a prueba estos fármacos para el tratamiento del cáncer de colon.

“Estamos entusiasmados de saber si los medicamentos inhibidores se pueden usar en combinación con otras terapias dirigidas”, dice el Prof. Sanz-Moreno.

"Al identificar combinaciones de tratamiento eficaces", añade, "esperamos que en el futuro los inhibidores de la miosina II y la interleucina 1A puedan utilizarse para mejorar los resultados de los pacientes y reducir el riesgo de reaparición del melanoma".

El profesor Richard Marais, director del Cancer Research UK Manchester Institute, no contribuyó al estudio, pero señala que los nuevos hallazgos podrían conducir a mejores métodos para evitar que el melanoma regrese después de la terapia tradicional contra el cáncer.

"Cuando se extrae el melanoma, siempre existe la posibilidad de que queden algunas células", explica el profesor Marais, y agrega: "Lo que este estudio muestra es que podemos desarrollar tratamientos para detener la propagación de las células restantes después de la cirugía, lo que ayuda a los pacientes sobrevivir por más tiempo ".

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