Por qué más tratamientos para la depresión deberían incluir ejercicio

Después de evaluar numerosos estudios especializados, una nueva revisión concluye que el ejercicio puede ayudar tanto a prevenir la depresión como a tratar sus síntomas. Sin embargo, los tratamientos actuales para la depresión a menudo no incluyen este ajuste de estilo de vida, a pesar de la fuerte evidencia.

Una nueva revisión de la literatura especializada enfatiza la necesidad de agregar ejercicio a las recomendaciones para el tratamiento de la depresión.

Tanto la evidencia anecdótica como la científica han sugerido que la actividad física puede ser un gran aliado para defenderse o combatir los síntomas de la depresión, que afecta a alrededor de 40 millones de adultos en los Estados Unidos cada año, según la Asociación Estadounidense de Ansiedad y Depresión.

“La evidencia del uso del ejercicio [para el manejo de la depresión] es sustancial y está creciendo rápidamente”, escriben Felipe Barretto Schuch, de la Universidade Federal de Santa Maria en Brasil, y Brendon Stubbs, del King's College London en el Reino Unido.

Schuch y Stubbs han realizado recientemente una revisión de la literatura que analiza los efectos del ejercicio sobre el riesgo y los síntomas de la depresión.

En su artículo, que ahora aparece en Informes actuales de medicina deportiva - Llegan a la conclusión de que el ejercicio es de hecho un "medicamento" eficaz contra la depresión en la mayoría de los casos.

Los autores también encontraron que muchos programas dedicados al tratamiento de la depresión no incluyen el ejercicio en su lista de recomendaciones para la prevención y el tratamiento de la afección.

Por lo general, los especialistas recomendarán medicamentos antidepresivos y psicoterapia para controlar la depresión clínica. Los autores de la revisión actual argumentan que diversificar aún más el enfoque, al sugerir la actividad física como un ajuste del estilo de vida, podría aumentar la efectividad de la terapia.

“Algunas pautas han incorporado [la actividad física] y el ejercicio como estrategias terapéuticas recomendadas para la depresión, mientras que otras no”, escriben Schuch y Stubbs.

“A pesar de este reconocimiento, [la actividad física] todavía parece no recibir la atención merecida, y su uso en la práctica clínica no tiene un valor equitativo con las estrategias más dominantes, como la farmacoterapia y las psicoterapias”, señalan.

"Un gran y significativo efecto antidepresivo"

En su revisión, los autores comenzaron analizando los datos de 49 estudios prospectivos con un total de 266,939 participantes entre ellos.

El análisis reveló que los estudios que se habían ajustado por posibles factores de confusión, como la edad, el sexo biológico o el tabaquismo, indicaron que el ejercicio podría ayudar a reducir el riesgo de depresión en un 17%.

Schuch y Stubbs también se refieren a un análisis anterior que hicieron en 2016, de 25 ensayos aleatorios con un total de más de 1487 participantes con depresión entre ellos.

Los resultados del ensayo indicaron que el ejercicio también podría ser eficaz para tratar los síntomas de la depresión clínica ya existente.

Al analizar los datos de estos ensayos, escriben los autores, "identificaron un efecto antidepresivo muy grande y significativo" del ejercicio.

Sin embargo, Schuch y Stubbs reconocen que la actividad física puede no ser un “antidepresivo” igualmente convincente para todos. Señalan que los especialistas deben tratar de comprender mejor quién, exactamente, es más probable que se beneficie más de la actividad física en el contexto de la salud mental.

Investigaciones anteriores, señalan, han sugerido que los factores biológicos, clínicos, psicológicos y sociales, ya sea de forma independiente o acumulativa, pueden determinar si el ejercicio puede ayudar o no a una persona a sobrellevar la depresión.

En cuanto a por qué el ejercicio parece tener un efecto antidepresivo tan significativo en la mayoría de los casos, la investigación que busca comprender los mecanismos está en curso, escriben los dos investigadores.

Hasta ahora, los especialistas han sugerido que el efecto positivo de la actividad física en la salud mental puede deberse a que el ejercicio puede ayudar a reducir la inflamación, proteger la salud celular y ayudar a que las células cerebrales se regeneren.

La importancia de la automotivación

Schuch y Stubbs también sugieren que el ejercicio puede ser ineficaz contra la depresión, o que las personas pueden no seguir el ritmo de su rutina de ejercicios, si lo hacen por un sentido de obligación más que por placer.

“[Una] motivación autónoma puede 'ser la clave' para mantener activas a las personas con enfermedades mentales”, escriben los investigadores. “[Esta] es la motivación que lleva a alguien a hacer algo por sí mismo, por ejemplo, encontrar el ejercicio agradable o desafiante”, explican.

Schuch y Stubbs señalan que recibir apoyo de los profesionales de la salud y el fitness, así como del propio círculo social, también puede ayudar a impulsar y mantener el deseo de hacer ejercicio.

La conclusión de la revisión actual es que, en general, los profesionales de la salud deben agregar ejercicio a su lista de recomendaciones para el tratamiento de la depresión. Además, deben ayudar a sus pacientes a identificar y continuar practicando las formas de ejercicio que disfrutan.

En la conclusión de su artículo, los dos investigadores aconsejan:

“[La actividad física] puede conferir protección contra el desarrollo de depresión en niños, adultos y adultos mayores. Estos efectos son evidentes en todos los continentes. Además, entre las personas con depresión, el ejercicio se puede utilizar para controlar los síntomas de forma aguda. […] [Un] conjunto sólido de pruebas de ensayos controlados aleatorios demuestra que el ejercicio es eficaz para tratar la depresión ".

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