¿Por qué los perros desarrollan infecciones después de la cirugía?

Después de la cirugía canina, es relativamente común que la herida se infecte. Sin embargo, no está claro con qué frecuencia ocurre esto, qué aumenta el riesgo y cuánto afecta los costos del tratamiento. Un nuevo estudio busca respuestas.

Un nuevo estudio analiza las infecciones posteriores a la cirugía canina.

Aunque los científicos han invertido mucho tiempo en comprender las infecciones del sitio quirúrgico (ISQ) en humanos, saben mucho menos sobre estas infecciones en animales.

Los investigadores tienen una buena idea sobre qué factores pueden aumentar el riesgo de infección posquirúrgica en humanos, pero, nuevamente, el panorama no es tan claro en los animales.

Recientemente, un grupo de científicos veterinarios se propuso comprender con qué frecuencia se infectan las heridas quirúrgicas en los perros. También preguntaron qué factores lo hacen más probable e investigaron los costos asociados con estas infecciones.

Los autores del estudio, que se incluye en Récord veterinario de BMJ, explique por qué este trabajo es importante:

“Estas infecciones son responsables de un aumento de la morbilidad, la mortalidad, la estancia hospitalaria prolongada, el aumento de los costos y un impacto negativo en el estado emocional del propietario”.

Una nueva mirada a un viejo problema

Aunque solo unos pocos estudios han investigado la prevalencia de ISQ en perros, los autores del estudio de investigación señalan que las estimaciones actuales oscilan entre el 3% y el 6,6%.

Explican que algunos de los resultados anteriores podrían haber estado abiertos a errores. Por ejemplo, algunos estudios no pudieron diferenciar entre inflamación e infección, mientras que otros se basaron en diagnósticos de personas sin capacitación.

Para investigar, los investigadores utilizaron datos de un hospital universitario veterinario. Durante el estudio, 184 perros machos y hembras de todas las edades se sometieron a cirugía de tejidos blandos.

Además de los detalles sobre la salud de los perros después de la cirugía, los investigadores también recopilaron información sobre la edad, el sexo, el estado reproductivo, las condiciones subyacentes y la raza de cada animal.

También analizaron los factores quirúrgicos, incluido el tipo de exfoliante quirúrgico que usaron los cirujanos, cuántas personas participaron en el procedimiento, si participaron estudiantes universitarios, el tipo de cirugía, cuánto tiempo tomó y cómo el equipo selló la herida.

Las evaluaciones de los animales se llevaron a cabo en el hospital 5 días y 10 días después del procedimiento. Los investigadores también hicieron un seguimiento a los 30 días con una llamada telefónica.

Nuevos factores de riesgo

De los 184 procedimientos, la ISQ se produjo en 16 casos, lo que equivale al 8,7%. La edad, el sexo y la raza del perro no influyeron en el riesgo de ISQ. Sin embargo, como se esperaba, los autores identificaron ciertos factores que se asociaron con un mayor riesgo.

Por ejemplo, encontraron que los medicamentos antiinflamatorios esteroides aumentaban el riesgo de infección. Según los autores, esta asociación, que es nueva para la ciencia veterinaria, podría deberse a que los medicamentos antiinflamatorios esteroides causan inmunosupresión, lo que aumenta las probabilidades de infección.

Los autores también encontraron que el riesgo de SSI era mayor para los perros con niveles de glucosa en sangre más altos de lo normal (hiperglucemia) antes de la operación. Aunque los investigadores no han demostrado este vínculo en animales antes, la hiperglucemia es un factor de riesgo conocido de ISQ en humanos.

Según los investigadores, los estudios han demostrado que la hiperglucemia reduce la capacidad de los glóbulos blancos para atravesar las paredes de los capilares, evitando que lleguen al lugar de la infección.

El riesgo también aumentó para los perros que se sometieron a operaciones que duraron más de 1 hora. La comunidad médica también considera que un tiempo quirúrgico prolongado es un factor de riesgo para la ISQ humana.

Del mismo modo, los animales que necesitaban un catéter urinario tenían un mayor riesgo de infección. Nuevamente, este es un nuevo hallazgo para la ciencia veterinaria que, según creen los autores, podría explicar el vínculo conocido entre los catéteres y las infecciones del tracto urinario (ITU). Los autores señalan:

“[L] os microorganismos responsables del desarrollo de las infecciones urinarias podrían fácilmente estar involucrados en la colonización de heridas quirúrgicas”.

Los científicos también demostraron que si los animales no recibían un collar isabelino (también llamado cono de perro) después de la cirugía, aumentaba el riesgo de infección. Los autores escriben que esto “podría explicarse por la existencia de [un] cierto grado de automutilación en pacientes veterinarios cuando la herida quirúrgica en cicatrización no está protegida”.

Las bacterias de la boca del perro pueden pasar libremente al sitio de la cirugía y causar una infección.

Aumento de costos y futuro

En cuanto al costo de la ISQ, los investigadores encontraron que aunque los costos prequirúrgicos y quirúrgicos no aumentaron en los perros infectados, los costos posquirúrgicos aumentaron en un 142,2%. Los autores describen la razón del aumento de gastos:

“Este aumento se debe principalmente a la necesidad de un mayor número de citas de seguimiento, al costo del tratamiento adicional, así como a la realización de cultivos y pruebas de sensibilidad a los antibióticos”.

En este estudio, los investigadores utilizaron lo que denominan un "sistema de vigilancia activa". En otras palabras, personal capacitado revisó la herida quirúrgica a intervalos regulares.

Los autores creen que este sistema ayuda a explicar por qué informaron una tasa más alta de infecciones que los estudios anteriores que no utilizaron dicho sistema.

Los autores concluyen que “evitar infecciones quirúrgicas es vital para preservar el estado de salud general del paciente y evitar gastos innecesarios. De hecho, la implementación de sistemas de vigilancia y control para SSI podría reducir los costos económicos y mejorar el servicio ofrecido al paciente y al propietario ”.

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