Decir una 'mentira piadosa' puede afectar la capacidad de uno para reconocer las emociones

Si le mientes a alguien, es posible que te resulte más difícil saber qué está pensando o sintiendo esa otra persona. Esta es la principal conclusión de un nuevo estudio que examina las "consecuencias no deseadas del comportamiento deshonesto".

Incluso un acto deshonesto menor puede afectar nuestra capacidad para leer las emociones de los demás, encuentra una nueva investigación.

Ya sea sufrimiento o alegría, la empatía nos ayuda a sentir lo que siente otra persona y, muchas veces, nuestra capacidad de empatizar es la razón por la que elegimos hacer buenas acciones y ayudarnos unos a otros.

Pero, ¿significa esto que la empatía y el comportamiento ético son lo mismo? ¿Cuál es la relación entre actos deshonestos y sentimientos de empatía?

Una nueva investigación, dirigida por Ashley E. Hardin, profesora asistente de comportamiento organizacional en Olin Business School en la Universidad de Washington en St. Louis., Responde algunas de estas preguntas al observar cómo los actos poco éticos o deshonestos afectan la "precisión empática" o la capacidad para leer las emociones de otra persona.

Hardin y sus colegas descubrieron que las acciones deshonestas pueden "dañar las relaciones interpersonales a través de un canal en particular: la capacidad de las personas para detectar las emociones de los demás".

Los investigadores publicaron sus hallazgos en el Revista de Psicología Experimental: General.

La deshonestidad afecta la "precisión empática"

Hardin y sus colegas llevaron a cabo ocho estudios con un total de más de 2.500 participantes a los que colocaron en varios escenarios.

Hardin y sus colegas concluyeron que existe una "relación causal" entre el comportamiento deshonesto de una persona y su capacidad para sentir empatía por las emociones de otra persona. Mentir y hacer trampas hacen que las personas sean menos capaces de interpretar con precisión los sentimientos de otra persona.

La investigación también identificó un mecanismo subyacente para esta relación. El equipo encontró que las personas que son más propensas a comportamientos deshonestos tienen menos probabilidades de definirse relacionalmente o "en términos de relaciones cercanas" con sus parientes o amigos.

Además, el estudio reveló que la “precisión empática deteriorada” tiene consecuencias negativas que pueden derivar en interacciones posteriores con las personas.

Debido a que un acto deshonesto inicial afecta la capacidad de una persona para detectar las emociones de otra persona, esto puede conducir a una mayor deshumanización de la otra persona y a un mayor número de actos inmorales. "Puede ser un círculo vicioso", explica el autor principal Hardin.

“A veces la gente dice una mentira piadosa y piensa que no es gran cosa. Pero la decisión de ser deshonesto en un momento tendrá implicaciones en la forma en que interactúas con las personas posteriormente ".

Ashley E. Hardin

Finalmente, cuando las personas son más sensibles socialmente, encontró la investigación, es menos probable que se comporten de manera deshonesta.

Hardin y su equipo midieron la sensibilidad social examinando la "reactividad vagal" de los participantes, una medida fisiológica estándar de compasión y empatía con el sufrimiento de los demás.

"Cuando los individuos carecen de su capacidad fisiológica para la sensibilidad social, pueden ser más susceptibles a los efectos de distanciamiento social de participar en un comportamiento deshonesto", explican los investigadores.

La empatía y la moralidad son distintas

El tema de la empatía ha estado en boca de muchas personas en los últimos años.

Desde estudios neurocientíficos que exploran las consecuencias del daño cerebral en el comportamiento empático hasta ensayos filosóficos que argumentan en contra del valor moral de la empatía, el tema siempre ha sido crucial para la discusión más amplia de lo que significa ser una buena persona.

Pero equiparar la empatía con la moralidad es un error, argumentan los autores de la nueva investigación. Su estudio, señalan, ayuda a establecer un límite claro entre los dos conceptos.

“Nuestro trabajo se suma a esta tensión dinámica entre la deshonestidad y la empatía al mostrar […] que la precisión empática de uno puede verse afectada por el estado psicológico específico producido por el comportamiento deshonesto de uno”, escriben Hardin y sus colegas.

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